Repetir o no repetir… ¿es ésa la cuestión?
Toma de posición del
equipo de la Revista Sacapuntas sobre
los cambios en la promoción de primer grado
El 13 de junio de
2012 el Consejo Federal de Educación aprobó la Resolución 174/12, que
propone una serie de medidas para favorecer que los niños permanezcan en la
escuela. Uno de los principales cambios aprobados es considerar al primer y
segundo grado de la escuela primaria como una unidad pedagógica: se establece
que los alumnos de primero pasarán a segundo, sin posibilidad de que repitan. El foco
está puesto especialmente en la alfabetización inicial.
Como docentes,
queremos expresar nuestra posición, que incluye algunos acuerdos pero,
fundamentalmente, muchos desacuerdos e interrogantes respecto de las medidas
que plantea la Resolución, porque creemos pueden agravar la situación que
atraviesa el sistema educativo y repercutir negativamente en los alumnos que
más necesitan de la posibilidad de aprender que debiera brindar la escuela.
Algunos
acuerdos
Acordamos con la
letra de la Resolución en que debemos revisar prácticas de enseñanza instaladas
y en que es ineludible que el Estado garantice la formación docente continua,
el acceso al nivel inicial y amplíe su cobertura, sobre todo de los niños los
de sectores más desfavorecidos que son quienes más necesitan asistir.
Desacuerdos
e interrogantes
-
Tapar el
síntoma.
Creemos que los altos índices de repitencia de nuestros alumnos son sólo el
síntoma de un problema más serio que queda sin solucionarse. ¿Por qué fracasa
la escuela al enseñar? ¿Por qué los niños no logran adquirir ciertos
conocimientos básicos en el tiempo esperado? ¿Es sólo una cuestión de
“tiempos”? Tal como se reconoce en la Resolución, las condiciones de pobreza
son un factor de enorme peso en el fracaso de muchos niños. Por eso, es una responsabilidad indelegable del
Estado modificar dichas condiciones ya que la escuela puede trabajar con ellas
pero no cambiarlas.
-
La falacia
de la estigmatización. Si bien es cierto que repetir puede ser un
“estigma” para un niño, nuestra experiencia nos ha mostrado que esto no
necesariamente es así. Hemos tenido alumnos que han cursado nuevamente primer
grado y al comenzarlo con más conocimientos construidos se han podido apropiar
mejor de los contenidos y, fundamentalmente, han aumentado su confianza en su
propia capacidad para aprender. Si el problema es la estigmatización, habrá que
trabajar sobre ese tema, al igual que con otros problemas de discriminación que
ocurren cotidianamente en las escuelas. Por otra parte, nos preguntamos qué
ocurrirá si los niños son recibidos en segundo grado por docentes que -dadas nuestras
condiciones de trabajo reales, con aulas superpobladas y múltiples dificultades
que atender- no puedan realizar las intervenciones específicas necesarias para
ayudarlos.
-
Se asocia
edad cronológica y grado. La insistencia en que los niños no repitan
parecería fortalecer -en lugar de cuestionar- la idea de que a cierta edad un
chico vaya a determinado grado. Creemos que esto refuerza la homogeneización y
la gradualidad de la enseñanza que se critica en la Resolución. Respetar los
tiempos del niño no equivale a promoverlo a un grado en el que se esperan más conocimientos
de los que pudo construir. Por el contrario, que pase de grado podría en
algunos casos acentuar aún más la diferencia de conocimientos con respecto a
otros chicos.
-
La falta de
consulta a quienes encaramos día a día la tarea de enseñar. Un cambio
como el dispuesto necesariamente tiene que ser discutido en cada escuela; debería
ser el punto de llegada de acuerdos institucionales basados en las condiciones
reales de trabajo, y no una exigencia ministerial. Es sabido que las políticas
educativas implementadas de forma unilateral no impactan positivamente en la
escuela porque posicionan a los maestros como ejecutores de ideas pensadas
fuera de la misma. Por el contrario, somos
los maestros quienes mejor conocemos la situación particular de cada alumno y
grupo y, por lo tanto, quienes mejor podremos evaluar -acompañados del equipo
de la escuela- cuál es la mejor alternativa en cuanto a la promoción de cada
niño. Por otro lado, ¿es sólo la adquisición del sistema de escritura lo
que debemos tener en cuenta para la promoción de grado? ¿Qué ocurre con los
conocimientos de otras disciplinas y con otros factores, que no se mencionan?
-
La
eximición del nivel inicial obligatorio como condición para el comienzo de la
educación primaria. Otro punto de la Resolución que nos
preocupa mucho -y que no ha tenido tanta difusión- es no exigir la asistencia
efectiva a sala de 5 obligatoria para poder ingresar a primer grado. Si lo que alarma
son los casos de niños que llegan a los 7, 8 ó 9 años sin haber sido nunca
escolarizados, ¿no deberían pensarse en estrategias específicas para atender
esos casos? ¿En qué consiste la
“obligatoriedad” de la sala de 5 que no es requisito para ingresar al nivel
educativo que le sucede? Por otra parte, la alfabetización es un contenido compartido
con el nivel inicial, tal como se expresa en los NAP de ambos niveles, pero
vemos que esta medida “patea” adelante el problema en lugar de fortalecer las
etapas más tempranas, que son decisivas para los niños que están en peor
situación socio-económica.
-
Situaciones concretas que ya ocurren en las escuelas. En algunas escuelas en las que ya se ha implementado la
decisión de la no repitencia hay alumnos que, por numerosas razones, llegan a tercer
grado sin poder escribir más que sus nombres; o casos en que la mitad de un segundo
grado está lejos de escribir en forma
alfabética. ¿Cuándo se enseña a esos niños los contenidos de segundo? ¿Cómo se
sostienen permanentemente en un grupo tan diverso -y sin apoyo- actividades que
permitan avanzar a todos?
-
Falta de
fundamentación del cambio en el régimen de promoción de primer grado. No
observamos una fundamentación teórica ni un diagnóstico apoyado por datos
concretos, del problema que se trata solucionar. Se menciona que la medida se
apoya en investigaciones, pero no se explicitan cuáles. Tampoco se aclara bajo
qué condiciones pedagógicas y didácticas será posible la alfabetización de los
chicos en segundo grado, ni se hace explícito desde qué concepción didáctica se
propone el cambio en la promoción.
-
Ideas
maduracionistas de la alfabetización e interpretaciones sui generis de la
psicogénesis.
En diferentes notas en diarios a raíz de esta Resolución encontramos que se
liga la alfabetización a la idea de “maduración”, lo cual
es erróneo: si para alfabetizarse solamente hubiera que esperar a la maduración
no existirían adultos analfabetos como tampoco niños de tres años que escriben
convencionalmente. También nos preocupan las convenientes -e igualmente equivocadas-
interpretaciones de las investigaciones de Emilia Ferreiro sobre la
psicogénesis de la escritura: afirman que esta investigadora postuló que el
proceso de alfabetización dura dos años, por lo que los 9 meses de primer grado
no alcanzarían, necesitándose tiempo en segundo grado.Lo que demostró
esta autora es que este proceso puede empezar cuando los niños son muy
pequeños, pero que hay enormes diferencias de conocimientos efectivamente
construidos al llegar al primer grado entre los que crecieron en el marco
prácticas alfabetizadoras y aquellos que no. De esto se desprende que haber
asistido al nivel inicial es determinante en el caso de estos últimos.
Más
allá de las palabras bonitas
Si bien acordamos
con algunos puntos enunciados en la Resolución, no vemos que se especifique de
qué modo se concretarán ni en qué plazos. De esta manera, vemos el riesgo de
que queden planteados como buenas intenciones que no se plasmen en la realidad.
Sabemos ya que los cambios en las concepciones de enseñanza son complejos y no
se alcanzan simplemente mediante normativas. Coincidimos en que es
imprescindible modificar ciertas prácticas instaladas, pero creemos que esto no
pasará si no surge de un debate genuino por parte de quienes construimos la
escuela día a día.
Pensamos que algunas
medidas de fondo que los Estados nacional y provinciales deberían tomar son: la
creación de más salas de nivel inicial -incluyendo el jardín maternal-
garantizando el acceso a quienes hoy más lo requieren y están excluidos del
nivel, la capacitación gratuita y en
servicio para los maestros, y también -en el caso de algunas jurisdicciones
como CABA- la reducción de la cantidad
de niños por aula y la creación de equipos de orientación por escuela.
La cuestión no es
repetir o no, sino modificar las causas del problema. De lo contrario, parece
que lo único que va a mejorar son las estadísticas de repitencia, tal como ya
está pasando, de manera llamativamente veloz, en algunas provincias.
Ya que los gobiernos no han abierto
la discusión, invitamos a los colegas a discutir en las escuelas sobre este
tema, porque nos concierne como trabajadores de la educación y porque la
decisión no puede tomarse sin incluirnos, ni a la ligera.
Equipo de la Revista Sacapuntas en la
Escuela
La resolución plantea: “Estas
modificaciones normativas se podrán implementar de manera gradual a partir del
año 2013, hasta alcanzar en el año 2016 a todas las escuelas de nivel primario
del país.”